Respiramos el polvo
entre la superposición de dos rejas
que nos enjaula
en el pasillo que domina nuestro vientre.
Desde ahí nadie nos ve
Si no se fija
nadie,
puede que te muestre
que el hilo de humo que agita el polvo iluminado
es tan desvaneciente como la mirada
de dos niños subnormales.