miércoles, 15 de octubre de 2008

pataletas virtuales


Y de pronto mil estallido de notas en mi cabeza. Cuando se queda lejos el mundo, fuera de mi cuarto, siento que me he ido a una burbuja de un planeta que descansa en la tranquilidad de no vivir nada.
Cuando descubro que está lejos de mí, lo que pensaron lo que me dijeron, me siento más completa y vacía al mismo tiempo.
Descansan en mis páginas, en mis hemisferios, dedos que señalan destinos, dedos que teclean una corazanada, dedos que reposan en pechos de respiración lenta.
Cuando me pongo como ahora a imaginar, a leer y recordar, siento que nunca sentiré el futuro, que el presente se resiente del pasado, que nunca sentiré como ha sentido mi cabeza en sus recuerdos.
Un posible fin se desmarca de ti.
Desprenderse y caer como iman lento a un agujero negro, es como cuando te aspira el universo desde el pecho. Y al final el cuerpo sube y baja con brazos, piernas y cabeza colgando. Con en el estomago aplastado dejando el cuerpo como un bol de arroz. Siempre cerrados los ojos en los puños apretados. Y no hay olores en el espacio, y los sonidos son tan astrales que es como un rugido sin descanso.
También el mundo es fácilmente banalizable, y al tiempo desesperadamente intenso. Pero nadie podría decirme en qué momento debo convertirlo en un extremo o en el otro. Me desespera la neutralidad, la diplomacia y la perfección en el argumento. Sin embargo cuando estoy sentada, en un puf amarillo con un ojo rojo a mi izquierda y este intento de letra hecha a máquina de escribir, me convierto en un robot de palabras volcadas.
Desconcertante el album de sentimientos. La capacidad de algunas personas por hacerse querer, y la tan desconcertante capacidad de tantas otras de hacerse recordar con mal sabor de boca. Mejor dejar todo en orden en vida, porque pienso que una muerte con deudas pendientes puede ser la más dolorosa.
Descarté mil recuerdos de sensaciones infinitas para el cuerpo, de pensamientos perpetuos y lo fueron tanto, aunque no lo merezcan, que en este planeta de naranjas y rojos pasar página no es tan sencillo si sentiste con locura.
ahora me veo, sobrecargada de recuerdos que debían compartir dos y que este cuerpo ha llevado encima como una responsabilidad, como algo ineludible, como algo que no se puede abandonar tan fácilmente.
Las patadas que le dan al corazón, se las dan a la cabeza, que pierde neuronas en intentar olvidar.
Y algunos se quedan duros, y otros desean que les dejen ya sin sentido, para por fin, comenzar.

1 comentario:

campanilla dijo...

guau...nena..
me ha encantado..