Si te cuento algo, no lo creas. Era difícil para ella escalar montañas. Eso sí, las lianas se le daban realmente bien. En más de una ocasión lograba, si había desayunado fuerte, en tres voladas de liana llegar al otro bosque. No hay nombres en esta historia, cada uno elige, es anárquica, prefiere crear incertidumbre.
El caso es que entre otras cosas a ella le relajaba, cuando deseaba clavar agujas en muñecos de trapo, el salto de liana. Por suerte no sufría demasiado estrés. Simplemente si una serpiente amenazaba con atacarla, pues joder, se ponía de mala leche.
Algún que otro baño caía. Ella se duchaba durante el día: primero con el sudor, luego con la lluvia tropical y acto seguido si dormía sola, pues echaba en la tina unos cuantos botes de aromas incompatibles. Si recibía la visita de algún tipo de amante ( ella, aunque siendo exigente, no se cerraba); pues agarraba el último sudor más íntimo y con el dedo corazón lo llevaba con extrema sensualidad a esa parte del cuello donde una pareja huele cuando se acerca por detrás. Ella se detenía tiempo en este trabajo sensitivo, de hecho le dedicaba tanto entusiasmo que la mayor parte de las veces no llegaba a arreglarse el cabello o las manos...
2 comentarios:
De trópicos y lianas. Espero ver lo que describes desde el cono.
Será que el sexo es la incompatibilidad de aromas en forma de armonía?
Babuino asesino
Babuiiiiiiino babuinooooooooooooo babuinooooooooooooo!!!!!
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